Dulce María Loynaz venía cada pocos años a España, con objeto de
recorrer el país, relacionarse con los escritores del momento (sobre todo
poetas) y negociar la publicación de sus libros con la editorial Aguilar, pues
el marido, hombre muy rico, sufragaba los gastos posibles de la edición.
Era habitual que el matrimonio organizara cócteles, bien en el piso que alquilaban, bien en el hotel Ritz, con motivo de su llegada, en la despedida o para la presentación de alguno de los libros.
La relación con los escritores españoles, tanto con los ligados al régimen, como con los contrarios a él, era por lo tanto bastante fluida y cordial.
Durante el
resto del año, no dejaban de llegar mensajes, como esta felicitación de año
nuevo.
Incluyo a continuación está interesante dedicatoria, hecha el
día anterior a la entrada de Fidel Castro en La Habana:
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