Empiezo una serie de entradas en el blog EL PASAVANTE que se van a limitar a recoger cubiertas y dedicatorias de libros de mi biblioteca personal en ediciones no siempre bien conocidas. Cuando el volumen no figura entre los míos lo indicaré expresamente.
Leopoldo de Luis (entonces Leopoldo Urrutia) y Gabriel Celaya (entonces Rafael Múgica) se conocieron en Madrid, a principios de 1936.
Tras la guerra civil, ya en la segunda mitad de los años cuarenta, recuperaron la amistad, que permaneció inalterable hasta la muerte de Celaya.
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